La sexualidad es y ha sido
una de las áreas del comportamiento humano más desconocida y en la que aún
prima muchas veces la anécdota sobre el conocimiento científico. Y si esto es
cierto a cualquier edad lo es, especialmente en personas de edad avanzada. La
mera existencia de manifestaciones sexuales de cualquier tipo en los ancianos
es sistemáticamente negada, rechazada o dificultada por gran parte de la
sociedad.
En nuestra sociedad existe un escaso conocimiento sobre este tema,
incluso dentro de los profesionales sanitarios. Las creencias y conceptos
erróneos se manifiestan incluso en las historias clínicas donde no se recogen
datos sobre la actividad sexual. Esto, explicado erróneamente en algunos casos,
por el supuesto de que los ancianos son sexualmente inactivos; y en otros,
debido a la incomodidad de formular las preguntas o el temor de no poder
responder adecuadamente a las dudas que plantee el paciente mayor en este tema.
En una sociedad que está
envejeciendo progresivamente, la sexualidad debería permanecer en una dimensión
afectiva, sentimental y relacional durante todo el curso de la existencia, en
el respeto del cuerpo y a los aspectos peculiares presentes en cada fase de la
vida.
Desde hace algunos años estamos
asistiendo a un proceso de transición demográfica que obligadamente se debe
acompañar de un proceso de revisión de la "cultura de la senilidad"
donde se incluye también la variable de la sexualidad. Estamos, además, en la
era del reciclaje: todo se recicla, incluso la vejez. Pero, en el área de la
sexualidad está el peligro de "reciclar al viejo en un falso (e imposible)
joven" con mitos y estereotipos sexuales basados en la prestación, la
eficiencia y en la capacidad de identificarse con un joven con prodigiosas
capacidades sexuales; concepto muy opuesto al antiguo que relacionaba la
sexualidad con la procreación y consideraba al anciano como asexuado quedando
excluido debido a la ineficiencia dada por la infertilidad. Pareciera que entre
estos dos extremos, la sexualidad negada o la sexualidad impuesta no pudiera
existir una imagen sexual en la que los componentes físicos, psicológicos y
sociales se combinaran armoniosamente para crear una modalidad sexual
específica que acompañe esta etapa de la vida.
Adela Herrera P. Sexualidad en la vejez ¿mito o realidad?. REV CHIL OBSTET GINECOL. 2003; 68 (2); 150-162.
Adela Herrera P. Sexualidad en la vejez ¿mito o realidad?. REV CHIL OBSTET GINECOL. 2003; 68 (2); 150-162.